Un alumno de la Escuela Secundaria General No. 9, en el Centro de Mérida, protagonizó un incidente violento en plena clase el pasado 4 de septiembre, luego de atacar a su maestra tras una diferencia relacionada con el permiso para salir del aula.
De inmediato, personal de la escuela desalojó al grupo y aplicó medidas de resguardo, mientras especialistas en educación especial y trabajo social intervinieron para contener la situación. El episodio generó inquietud entre la comunidad escolar y llevó a la Secretaría de Educación de Yucatán a pronunciarse sobre la necesidad de reforzar la prevención de la violencia en las aulas.
Durante la reunión posterior con directivos, el padre del menor presentó informes médicos que señalan que su hijo vive con Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad (TDAH) y se encuentra bajo tratamiento en el IMSS. Ante ello, se recomendó mantener una comunicación constante con el médico tratante para ajustar la atención del estudiante dentro del plantel.
El caso, que ocurrió en la tercera hora de clases de segundo grado, se suma a otros episodios de violencia escolar que han encendido las alarmas sobre la capacidad de las escuelas para responder a crisis emocionales de los adolescentes.
Aunque se activaron los protocolos establecidos, el hecho dejó en claro la necesidad de mayor capacitación para los docentes y personal educativo en el manejo de conflictos, así como de un acompañamiento especializado para alumnos con diagnósticos médicos que requieren estrategias diferenciadas de inclusión.
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