Empresa perteneciente a la familia Loret de Mola es responsable de contaminación en Yucatán

Los habitantes de Santa María Chi, en Yucatán, sufren la contaminación del agua y respiran el humo tóxico derivado de la quema de toneladas de excretas de cerdo. La responsable de este desastre es la empresa San Gerardo, propiedad de la familia Loret de Mola. Empresa que también es aparcera de Kekén.

San Gerardo funciona como aparcera de Kekén, la compañía del Grupo KUO que monopoliza la producción de carne de cerdo en la Península de Yucatán. Es propiedad de Francisco José Loret de Mola Díaz, pertenece a la vieja casta de los Loret de Mola en el estado, quienes han sido políticos, periodistas y empresarios en Yucatán.

La familia Loret de Mola tienen varios negocios en el estado. Uno de ellos es Grupo Lodemo, una empresa de gasolinerías fundada por Emilio Alberto Loret de Mola Díaz, un ganadero y empresario. Esta empresa, actualmente es presidida por Emilio Loret de Mola Gomroy.

San Gerardo, además de su actividad en Santa María Chi, explota instalaciones porcícolas en municipios como Hunucmá.

Precisamente en Hunucmá, hace cinco años San Gerardo fue objeto de denuncias ante la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (PROFEPA) por contaminación y daños a los ecosistemas. Según el Registro Público de Derechos de Agua de la Comisión Nacional del Agua (CONAGUA), la empresa ocupa el 9° lugar entre los principales beneficiados con concesiones para uso del recurso hídrico en Yucatán –casi 240 mil metros cúbicos anuales–.

En Santa María Chi, la gota fétida que rebasó el vaso de la paciencia popular cayó hace poco más de una semana.

No satisfechos con inundar la zona con los residuos derivados de semejante concentración de porcinos, los directivos de San Gerardo –que apenas da empleo a 4 personas del pueblo– decidieron prender fuego a toneladas de excretas resecas de cerdo en una suerte de incendio autoprovocado que incluso afectó a gran parte de la vegetación cercana a los galpones de la compañía.

Las llamas dieron lugar a un humo tóxico que originó un abanico de dolencias respiratorias y otros problemas de salud entre las y los vecinos de Santa María Chi. El rasgo venenoso de la emanación fue tal que en la comunidad aseguran que hasta perros y gatos hogareños padecieron problemas pulmonares tras la quema.

La reacción inmediata de la comunidad fue organizarse para exigir, de una vez y para siempre, el cierre de la mega granja de San Gerardo. El lunes 15 de este mes, las y los pobladores montaron un acampe a menos de 100 metros del ingreso principal a la factoría y desde entonces mantienen un reclamo al que las autoridades de Mérida, la alcaldía con competencias, han hecho caso omiso.

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