La intervención irregular de dunas y vegetación costera dentro de la Reserva de la Biósfera Ría Celestún provocó la clausura de dos predios en este municipio del poniente de Yucatán. Personal de la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa) detectó obras y habilitación de caminos en una zona sujeta a estricta protección ambiental.
Durante las inspecciones, los predios identificados como 51-A y 51-Ñ mostraban remoción de duna y matorral costero, además de superficies impactadas de 550 y 200 metros cuadrados. Las actividades se realizaban sin la autorización en materia de impacto ambiental ni permisos forestales, aun cuando la zona se encuentra dentro de un Área Natural Protegida.
La Profepa confirmó que no se presentó documentación que acreditara el aval de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales para ejecutar trabajos en el ecosistema, requisito obligatorio para cualquier intervención en la reserva.
Como medida de seguridad, la autoridad determinó la clausura total temporal de las obras y colocó sellos oficiales para impedir la continuidad de los trabajos. La decisión busca evitar mayores afectaciones en una región reconocida por su relevancia ecológica y por la presencia de manglares y humedales.
Las obras no autorizadas se suman a los señalamientos sobre la presión que enfrentan las zonas costeras de Yucatán por proyectos turísticos y expansión de infraestructura. Profepa advirtió que reforzará los operativos en Áreas Naturales Protegidas para frenar actividades que comprometan la conservación de ecosistemas como dunas, matorrales y manglares.
La clausura también reavivó la discusión sobre la falta de vigilancia permanente en la costa yucateca, donde autoridades municipales y ejidales han señalado que la demanda inmobiliaria y turística continúa generando conflictos por el uso del suelo. Ambientalistas advirtieron que mientras no existan sanciones ejemplares y controles más estrictos, los daños en Celestún y otras reservas del litoral podrían volverse irreversibles.






