Buscan material arqueológico maya en cenote debajo del convento de Izamal

Una cápsula del tiempo sellada y sumergida, así es como la arqueóloga Helena Barba describe al cenote que yace bajo el convento de Izamal y al que probablemente tenga acceso en los próximos días.

Con base en las crónicas de Diego de Landa, el segundo obispo de la Arquidiócesis de Yucatán en la década de 1570, investigadores comenzaron la búsqueda de cuerpos de agua localizados debajo del convento con la finalidad de encontrar cenotes en una zona donde se desconocía su existencia.

Un equipo científico del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) liderado por la arqueóloga Helena Barba lleva tres semanas realizando excavaciones y exploraciones en la noria del convento con la esperanza de hallar la entrada al cenote y encontrar material arqueológico prehispánico.

“No descartamos la idea de que haya algún tipo de escultura, piedra labrada o lítica que haya sido, como en muchos de los casos, arrojada al cenote. Se hablaba de una noria detrás del convento y se cree que esa noria extraía agua de un cenote”, explicó la encargada de la Subdirección de Arqueología Subacuática de la Península de Yucatán.

El equipo de Helena Barba ya encontró los ductos que llevan a la noria del convento y consideran que es cuestión de días que se halle la entrada al pozo que mencionó Diego de Landa en sus crónicas.

Destaca que en caso de encontrar el cenote, se trata de un cuerpo de agua prístino, que no fue objeto de saqueo ni ha sido visitado en varias décadas.

“La noria fue sellada en el siglo XIX y si el cenote está ahí, que es lo más seguro, nadie ha bajado desde la época prehispánica, entonces puede ser un lugar donde haya evidencia sumamente importante, con restos orgánicos, con restos de escultura, con restos cerámicos… Si podemos encontrar este cenote se tratará de agua cristalina y como no tiene entrada de luz no se forman microorganismos, ni algas, ni nada de eso”, detalló la especialista.

La investigación además servirá para identificar la calidad del agua del cenote, que abastece a la población de Izamal, y otros datos que podrían servir al gobierno estatal y al INAH para definir acciones.

Personalmente, destacó Helena, hallar este cuerpo de agua será una satisfacción que le da un plus al trabajo que realiza la Subdirección de Arqueología Subacuática de la Península de Yucatán y representaría una gran aportación para la historia del municipio de Izamal.

En caso de que los investigadores encuentren el cenote, el siguiente paso es ingresar buceando para realizar un registro arqueológico subacuático aplicando todas las tecnologías para conocerlo.

Otra posibilidad es que el cenote esté seco, pero la idea es explorar el área para obtener la mayor información posible.

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